Sexualidad, a veces menos es más.

Aplicable a las palabras, las promesas, las expectativas, las actividades, los ingredientes de un plato y… el sexo.

Cuántas parejas acuden a la consulta expresando insatisfacción sexual. Los miembros de la pareja prueban en aumentar la frecuencia de los encuentros, los preliminares, el entorno, posturas nuevas… Y muchas veces, aunque esto ayuda a renovar cierta rutina, NO ES SUFICIENTE para sentirse plenos durante el encuentro.


En una cultura que (sin entrar en la violencia con la que se nos educa en sexualidad por activa y por pasiva), prevalecen los mitos del «macho», del «tamaño», de la satisfacción inmediata y con poca capacidad de parar e implicarse afectivamente, el sexo se reduce a una cascada de hormonas que, mientras la atracción química prevalece entre los miembros de la pareja, funciona estupendamente, ofreciendo al cuerpo una carga y descarga muy placentera y una alegría posterior. Pero que si no se atienden y cuidan otros aspectos, al tiempo va quedándose corta, o bien se ve influida negativamente por la falta de sincronía afectiva y poca presencia emocional entre los miembros de la pareja.

Las mujeres somos, en general, las que acusamos más que los hombres este tipo de sexualidad basada solamente en la atracción física y repercutida por la falta de intercambio emocional en la relación. En la consulta, he podido ver como muchas mujeres agradecen cuando son tocadas por sus parejas sólo con la suavidad de sus manos en la espalda, en el pelo, en la cara… Y ellas mismas expresan que si la sexualidad se viviera desde este contexto, la libido les volvería por completo. ¿No es, pues, algo para plantearse seriamente?

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Es común que a veces queramos arreglar los problemas añadiendo más, y más, y más… Pero a menudo lo único que hacemos es poner más ruido a aquello que necesita ser escuchado con mayor atención. Así, para oír aquello que no escuchamos, hemos de parar y reducir la actividad… Sólo en este contexto podremos sentir lo que necesita ser sentido, y reparar.😉💚

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«El pequeño instante es la puerta al eterno aquí y ahora, es la puerta al estado extático que buscas». ASTIKO



Un abrazo,

Eva González

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