La Queja

Hay muchos mitos entorno al acto de quejarse, y todo depende desde la perspectiva desde la cual consideremos este concepto. Y a este punto voy a diferenciar, para su análisis, entre una «mente con tendencia a la queja» y una «mente con tendencia a la no queja».

En la primera, su mirada tiende a estar puesta en devaluar aspectos de su experiencia para mantener un diálogo mental basado en la queja. Esto puede conllevar crítica continua y estancamiento. En realidad, en relación al ultimo concepto, la queja suele ser un mecanismo de defensa que le impide a la persona hacerse cargo de sus propias responsabilidades. Así, este mecanismo le serviría para justificar «lo malo» del entorno o persona para 👉no avanzar.

Por este motivo, escuchar la queja de una persona con esta mentalidad puede ocasionarnos cansancio mental y pérdida de energía, y es mejor poner límites con asertividad para la salud y cuidado de nosotros mismas e incluso de la relación.



En el otro extremo, nos encontramos a una persona que tiende a no quejarse nunca, ni tan siquiera incluso cuando ha tenido motivos para hacerlo. En este caso su mentalidad puede encerrar falsas creencias como miedo a molestar, a que el contenido de lo que pueda expresar no sea interesante, o miedo al rechazo. La parte negativa de este extremo es que estas personas pueden pasar por la vida sin que los demás conozcan realmente cómo son ni su sufrimiento.

Así, la queja de estas personas suele ser recibida por el emisor como un acto honesto, de apertura y confianza, y será una tarea sanadora para ellas escucharlas y atender lo que pocas veces se han atrevido a expresar a otra persona.


Gracias,


Eva González Menal